En el relato bíblico de Lucas 7:37-50, se nos cuenta la historia de una mujer de mala fama que se acerca a Jesús mientras este se encuentra en casa de un fariseo. La mujer lleva consigo un frasco de alabastro lleno de perfume y, llorando, se postra a los pies de Jesús para bañarlos con sus lágrimas, secarlos con sus cabellos, besarlos y derramar el perfume sobre ellos.
Un acto de amor y arrepentimiento
La mujer, consciente de su reputación y de su pecado, muestra un profundo arrepentimiento y un amor sincero hacia Jesús. Su gesto de lavar los pies de Jesús con perfume es un acto de humildad y adoración, una manera de expresar su gratitud por el perdón y la salvación que ha recibido.
El fariseo que había invitado a Jesús a su casa, al presenciar este acto, juzga a la mujer y a Jesús en su interior. Piensa que si Jesús fuera verdaderamente un profeta, no permitiría que una mujer de mala fama lo tocara.
La enseñanza de Jesús
Jesús, conocedor de los pensamientos del fariseo, le cuenta una parábola sobre dos hombres que debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. Como ninguno de ellos podía pagar, el prestamista perdonó la deuda a ambos. Jesús pregunta al fariseo cuál de los dos amará más al prestamista y él responde que aquel a quien más se le perdonó.
Jesús utiliza esta parábola para hacerle ver a Simón, el fariseo, que la mujer pecadora ha demostrado un amor y gratitud mucho mayor que la suya. Mientras él no le ofrece agua para lavar los pies a Jesús, la mujer los lava con sus lágrimas y los seca con sus cabellos. Simón no besa a Jesús, pero ella no deja de besarle los pies desde que llegó. Simón no derrama aceite sobre la cabeza de Jesús, pero ella derrama perfume sobre sus pies.
Jesús concluye diciendo que a la mujer se le han perdonado sus muchos pecados porque ha amado mucho, mientras que a aquel que poco se le perdona, poco amor manifiesta. Luego, dirigiéndose a la mujer, le dice que sus pecados le son perdonados y que por su fe ha sido salvada.
Lecciones de la historia
Este relato de la mujer que lava los pies de Jesús con perfume nos enseña varias lecciones importantes:
- El perdón de Jesús no está limitado a ciertas personas. Independientemente de nuestro pasado o reputación, Jesús está dispuesto a perdonarnos y restaurarnos.
- El arrepentimiento genuino y el amor sincero hacia Jesús son fundamentales para recibir su perdón y salvación.
- El acto de servicio humilde y adoración a Jesús es una expresión de gratitud por su amor y perdón.
- El amor y la fe en Jesús nos traen paz y salvación.
Consultas habituales
¿Quién era la mujer que lavó los pies de Jesús con perfume?
La mujer no es identificada por su nombre en el relato bíblico, pero se la describe como una mujer de mala fama en el pueblo.
¿Por qué la mujer lloraba mientras lavaba los pies de Jesús?
La mujer lloraba como muestra de su arrepentimiento y como expresión de su amor y gratitud hacia Jesús.
¿Qué enseñanza nos deja esta historia?
Esta historia nos enseña que el perdón y la salvación de Jesús están disponibles para todos, independientemente de nuestro pasado o reputación. También nos enseña la importancia del arrepentimiento, el amor sincero hacia Jesús y el servicio humilde en gratitud por su amor y perdón.
La historia de la mujer que lava los pies de Jesús con perfume es un poderoso ejemplo de arrepentimiento, amor y gratitud hacia nuestro Salvador. Nos muestra que el perdón y la salvación de Jesús están disponibles para todos aquellos que se acercan a él con sinceridad y fe. A través de este relato, somos desafiados a examinar nuestro propio corazón y a responder al amor de Jesús con un amor y servicio sinceros.
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