Vestido azul y negro o blanco y dorado: ¿qué significa?

En 2015, un vestido se volvió viral en las redes sociales debido a la controversia que generó sobre sus colores. Algunas personas lo veían como blanco y dorado, mientras que otras lo percibían como azul y negro. Este fenómeno despertó el interés de científicos y expertos en percepción visual, quienes realizaron investigaciones para comprender por qué se producían estas diferencias en la interpretación de los colores.

Según el neurocientífico Pascal Wallisch de la Universidad de Nueva York, la discrepancia en la percepción se debe a nuestras suposiciones sobre cómo estaba iluminado el vestido. Aquellos que pensaban que la prenda estaba fotografiada en una sombra tendían a verlo como blanco y dorado, mientras que aquellos que creían que estaba iluminado por luz artificial lo percibían como azul y negro.

Wallisch explica que la imagen original del vestido estaba sobreexpuesta, lo que generaba incertidumbre sobre la fuente de iluminación. Nuestro cerebro, al hacer suposiciones sobre cómo fue iluminado el vestido, afecta los colores que percibimos. Por ejemplo, al ver sombras azules, mentalmente restamos la luz azul y vemos los colores brillantes blanco y dorado. En cambio, si percibimos una luz artificial amarillenta, excluimos ese color y vemos el vestido como azul y negro.

Estos hallazgos se basan en un estudio digital realizado con más de 13,000 participantes y publicados en el Journal of Vision. A los participantes se les preguntó si creían que el vestido estaba en una sombra o no, y estas opiniones afectaron significativamente a la percepción de los colores. Aquellos que creían que el vestido estaba en sombra tendían a verlo como blanco y dorado, mientras que aquellos que no lo veían en sombra percibían los colores azul y negro.

Diferencias entre quienes se acuestan pronto y los noctámbulos

Wallisch también exploró las posibles explicaciones para estas diferencias en la percepción y planteó la hipótesis de que podrían estar relacionadas con la exposición a la luz del día. Aquellas personas que se levantan temprano y pasan la mayoría de sus horas de vigilia bajo la luz solar tienen más probabilidades de ver el vestido como blanco y dorado. Por otro lado, los noctámbulos, cuyo entorno está iluminado principalmente por luz artificial, tienden a percibirlo como azul y negro.

Para probar esta hipótesis, se les preguntó a los participantes si eran alondras (se acuestan temprano y se sienten mejor por la mañana) o búhos (les gusta dormir y se sienten mejor por la noche). Los resultados mostraron que las alondras eran significativamente más propensas a ver el vestido como blanco y dorado en comparación con los búhos, lo que respalda la influencia de la exposición a la luz del día en la percepción de los colores.

Esto sugiere que la luz a la que estamos expuestos influye en cómo percibimos los colores. Por otro lado, factores demográficos como el género y la edad tuvieron efectos comparativamente pequeños en la percepción del vestido.

Estos hallazgos amplían nuestra comprensión de cómo un estímulo visual ambiguo puede generar diferentes interpretaciones subjetivas del color. Además, plantean la pregunta de si el color que vemos es el mismo que percibe otra persona, a lo que Wallisch responde que no necesariamente. Las suposiciones sobre la iluminación pueden variar según el estilo de vida y las preferencias de sueño de cada individuo.

El debate sobre el vestido azul y negro o blanco y dorado nos muestra cómo la percepción del color puede ser influenciada por nuestras suposiciones sobre la iluminación. La sobreexposición de la imagen original generó incertidumbre sobre la fuente de luz, lo que llevó a diferentes interpretaciones de los colores. Además, la exposición a la luz del día puede influir en cómo percibimos los colores, siendo las personas que se levantan temprano más propensas a ver el vestido como blanco y dorado.

En definitiva, la percepción del color es un proceso complejo que involucra no solo la luz y los objetos, sino también nuestras propias suposiciones y experiencias. El vestido azul y negro o blanco y dorado es un ejemplo maravilloso de cómo nuestra mente puede interpretar el color de manera subjetiva.

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